203 - 204

Doscientos tres son los huesos que me abrazas
como luna rasa que alumbra la noche eterna
bajo las linternas que del fuego son las brasas
eres como las trazas que delinean la sombra tierna

Doscientos cuatro son los huesos que me quiebras
y me haces hebras de tu extasiado placer
al renacer de mis ansias en palabras
como abracadabras de tu mágico atardecer

Doscientos tres son los huesos que me besas
en la despedida tiesa del adiós temprano
válgame Dios! si no suspiro rarezas
solo malezas de un atestado contramano

Doscientos cuatro son los huesos que apresas
y atraviesas con tu piel tan transparente
eres dulzura silente, aromas de miel y fresas
lujuria y simplezas, soles de un cuerpo ardiente

E infinitos son los sentimientos que despiertas
en mis horas desiertas, en mis inciertos reproches
placeres, derroches, silencios de canciones muertas
amor, tú me abres puertas y entibias, soleándome noches