Big Bear

... de las cosas del día, de la noche, de la vida.

miércoles, febrero 22, 2006

Lágrimas

No tan verticales, no tan silentes,
de aguas turbias, ojos ardientes.
Miradas cruentas de un helado infierno,
en melodías suaves, de tu oído eterno.
Lágrimas de vida ínfima, de húmedo dulzor,
que callan sueños, que claman amor.

martes, febrero 21, 2006

Había flores...

Había flores, perfumadas de ganas
con sentires de mañana y de sol
almas breves, concisas, iluminadas.

Había flores, ocultas del tornasol
jugando a escondidas con la tristeza
encontrando un llanto en si bemol.

Había flores, soñando una certeza,
deseando el anochecer y los sabores
para amar y sentir en tu simpleza.

Había flores, eran tus flores,
de eternidad e instante, de tiempo y razón
dolor y corazón, de aromas y suaves colores.

Sonido

El sonido que me anuncia tu candor
es sabor que me sabe a tu calma,
es la palma que entreabre mi camino
diamantino que transluce esta mi alma.

El sonido que me llama insistente
es silente de la noche y es sorpresa,
es la presa que atrapaste en su trampa
como estampa limpia y clara en tu simpleza.

El sonido que me calma la mirada
es la grada donde trepa mi locura,
es la cura que apetece este enfermo
como yermo que florece en mi cordura.

El sonido que me alegra esta vida
me convida a seguir todos tus pasos,
que entre abrazos, besos y caricias
hacen delicias de este tiempo en pedazos.

Aura

Destino inmune que protege el sentimiento
de pesares en extremos absolutos,
de horizontes y desiertos impolutos
de la sal, del derecho y detrimento.

Cielo magro que acecha al corazón
de la piel que sonroja el argumento,
de orgasmo tibio, de abrazo cruento
de la pena, de la huella sin razón.

Poema, demonio de los ángeles al cielo
de cabida sana, del temor a la ilusión,
del trino puro que alberga la pasión
y de mantos que cobijan el anhelo.

Canto suave que derrite el diapasón
del infierno al muro y el recelo,
de la cita a tu cuerpo y el deshielo
de tu aura, de esta vida mi razón.

Amor moribundo

Cuando este amor muera,
un río de ilusión ahogará mi pena,
abrasadora la arena cegará este lecho
y un henchimiento en mi pecho brillará.

Cuando este amor muera,
la brisa en tu sien será podredumbre,
los besos, la herrumbre, delicada pasión
y yo sin canción vagaré a la distancia.

Cuando este amor muera,
las lágrimas del alma secarán mi frente,
el candor ardiente será ennegrecido,
empobrecido el suspiro y hechizado el dolor.

Cuando este amor muera,
en la piel, la caricia el hierro fundirá,
la virtud renacerá y de la calma la certeza
será esencia mi tristeza, y la noche llorará.